Apta para el suicidio, además de un poemario, es una sublimación de dolor desde las sombras, una mirada íntima a la depresión, una alegoría de la búsqueda del equilibrio. Hay una sensación de asfixia y ganas de huir de donde no se puede, de una misma. La autora expone sus miedos más profundos: "¿hará ruido la muerte cuando llega?" Entre otros, manifiesta un lamento sórdido que dice: "huérfanas/ mis palabras/ no las pude amamantar". Se escucha el ruido de las cuerdas que se rompen en un ataque de pánico. Es tan gráfico, que vemos y sentimos su terrible desasosiego. Quizás no son mil muertes, sino una por cada día. Jesica, como poeta, sabe que habrá de "morir cuantas muertes sean necesarias", para seguir escribiendo. No es un canto a la vida o la muerte, es quizás un elogio de la contingencia, un paisaje oscuro de la tragicomedia humana, con honestidad, pasión y rabia.
Daniel Zetina